Qué es y para qué sirve el Rapé | EDABEA

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EL RAPÉ

El rapé es un polvo elaborado a partir de la molienda y tamizado de plantas milenarias amazónicas (medicinales, aromáticas) e incluso minerales, cuyo ingrediente principal es el tabaco (Nicotiana tabacum). Los componentes de la mezcla varían, dependiendo del país donde lo elaboren. Tradicionalmente, el rapé es usado como medicina en muchas tribus indígenas del sur de América, sobre todo, en Brasil o Colombia.

Hendara Rico, terapeuta y especialista en plantas medicinales que desarrolla su labor en Esencias Ancestrales, cuenta que, por ejemplo, en la tribu Katukina de Brasil, el tabaco (tostado a las brasas o hecho ceniza) “se puede mezclar […] hasta con 39 plantas diferentes como azulejos, conchas de nácar, semillas, raíces", aunque como también advierte, a la hora de elegir los ingredientes de la mezcla lo importante es tener en cuenta “el espíritu de esas plantas” que proporciona un extra a los principios activos de esta medicina indígena.i

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Rapé visto al microscopio (FerdiT, CC0 1.0, Wikipedia)

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Esta visión terapéutica tradicional suele ser más desconocida para el gran público. Actualmente, el rapé es comercializado como tabaco finamente molido y envasado en latas o bolsas, en formato seco o húmedo, y al que habitualmente se agregan sabores o ingredientes potenciadores (canela, cacao, etc.).

El rapé seco se consume de forma aspirada y es la forma más cercana a los usos indígenas, mientras el rapé húmedo es “el de escupir” (muy representado en el cine de Hollywood). Se coloca entre la parte interior e inferior del labio o entre la mejilla y la encía. De este modo, la nicotina es absorbida a través de los tejidos de la boca.

El rapé húmedo puede encontrarse incluso en bolsitas (similares a las de té), para un consumo más discreto (sin necesidad de escupir). Tal es el caso, por ejemplo, del conocido snus, un tipo de rapé húmedo, originario de Suecia y Noruega, de gusto especiado y afrutado.

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Rapé húmedo snus (Uffe Johansson, CC0, Wikipedia)

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El descubrimiento del rapé

La historia del rapé está indiscutiblemente ligada a la historia del tabaco. Los registros más antiguos del uso del tabaco, y así también del rapé, provienen de la era de los descubrimientos. No sería hasta que Colón llegó a América que comenzarían a producirse los primeros relatos sobre el tabaco, generalmente fumado, e incluso del rapé.

Por estas fechas, Fray Ramón Pané, enviado por el rey a América para estudiar las plantas medicinales, recogía esta información: “Cuando alguno está enfermo, le llevan el buhuitihu, que es el médico; (…) Es preciso que el médico se purgue también como el enfermo, y para purgarse toma cierto polvo llamado cohoba, aspirándolo por la nariz, el cual les embriaga de tal modo que luego no saben lo que se hacer y así dicen muchas cosas fuera de juicio, afirmando que hablan con los cemíes, y que éstos les han dicho de dónde provino la enfermedad”.ii

También por entonces Gonzalo Fernández de Oviedo reflejaba la relevancia de la planta en su Historia general y natural de las Indias, islas y tierra-firme del mar océano: “esta hierva tenían los indios por cosa muy presçiada, y la criaban en sus huertos é labranças […] dándose a entender que este tomar de aquella hierva é sahumerio no tan solamente les era cosa sana, pero muy sancta cosa”.iii

Poco tardaría esa planta sagrada en ser importada al viejo mundo, pues ya Colón en su segundo viaje trajo semillas de tabaco para sembrarlas: “Refiérese, no sabemos con qué fundamento, que Colón, al retornar de su segundo viaje, llevó semillas de tabaco a Andalucía y también lo hizo luego el catalán Fray Ramón Pané, y que allá las sembraron sin éxito. Parece que fue el doctor Francisco Hernández de Toledo quien lo dio a conocer científicamente un siglo después, en un informe a su rey Felipe II, que lo había enviado a México a estudiar la flora de ese país”iv.

En el siglo XVI, la monarquía ya cultivaba tabaco en sus jardines y decoraba con sus flores los jarrones de sus mesas palaciegas, lo que dio legitimación a la planta. En este sentido, es especialmente señalado el papel de Catalina de Médicis, esposa de Enrique II de Francia. En 1560, su embajador en Portugal, Jean Nicot, curó a un paje de la reina con hojas de tabaco aplicadas sobre las úlceras y la reina, al ver el resultado, no pudo más que bautizar al tabaco con el nombre de hierba medicea, catherinae o nicotiana, en honor a Jean Nicot, y poner de moda el uso del rapé en su corte.

Para el siglo XVIII, el tabaco era la “alhaja de la Corona”, por el alto beneficio que generaba (en 1714, la aportación del tabaco superaba la tercera parte del total de ingresos por concepto de rentasv) y la tabaquera de rapé era el complemento habitual de todo aristócrata que se preciara. Buena prueba de ello es la expresión “echar un polvo”, originariamente acuñada para nombrar el acto que provocaba la ausencia de los caballeros en las veladas de los salones. Como estaba mal visto esnifar delante de las mujeres, ellos se iban a echar un polvo. La connotación sexual de la expresión vino poco después, cuando los caballeros empezaron a usarla como excusa para esconder amantes.

Sea como fuere, y aunque tuvo muchos adeptos y detractores, la celeridad con que el tabaco se expandió por el mundo fue sorprendente. Terence Mckenna lo resume a la perfección cuando dice: “no hay evidencia de que fumar tabaco sea una práctica conocida por ninguna de las civilizaciones históricas del Viejo Mundo hasta que Colón lo introdujo luego de su segundo viaje a las Américas. Menos de cien años después, se colocaban pequeños paquetes de tabaco en las tumbas de los chamanes de Laponia. Esto da una idea de la rapidez con la que el tabaco pudo afirmar su patrón tradicional de uso, incluso en una sociedad que no estaba familiarizada con él. El tabaco –masticado, inhalado y fumado– se ha venido utilizando desde entonces”vi.

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Tabaqueras de rapé del siglo XVIII (Wellcomeimages, CC0, Wikipedia)

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Los usos terapéuticos tradicionales

En su expansión por el mundo, el consumo de rapé y de tabaco fueron desprovistos del carácter sagrado y medicinal que poseían para los pueblos indígenas que, sin embargo, conservaron los conocimientos y rituales ancestrales que habían practicado.

Afortunadamente, es posible afirmar que en la actualidad algunos pueblos indígenas de la cuenca del Amazonas y muy especialmente, de Brasil y Colombia, siguen mantenido estas tradiciones.

Como explica Hendara Rico, el rapé como esa mezcla que contiene tabaco (pero no exclusivamente) es utilizado por estas tribus tanto como medicina física como medicina mental. Y no es el único beneficio que apunta. Pues según explica Rico, el rapé ayuda a limpiar (y descalcificar) la glándula pineal, parte del cuerpo que conecta al ser humano con la energía y que va calcificándose con el tiempo y adormeciendo al individuo (https://bit.ly/3q65hGb).

El rapé, puede consumirse en soledad. Aunque, como suele decirse popularmente, aquel que quiere probar el rapé, necesita de alguien que le “de la soplada”, que se lo ofrezca. Así se consume haciendo uso de un tubo doblado (una caña, un kuripe, por ejemplo), con dos extremos abiertos. La mezcla de rapé se deposita dentro. El consumidor introduce uno de los extremos de la caña en uno de sus orificios nasales, mientras el compañero se amorra al otro extremo para soplar el rapé contenido en el tubo dentro de su nariz.

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Kuripe (Dominic Milton Trott, CC BY 2.0, Flickr)

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Para las tribus amazónicas el rapé es medicinal, pues cada planta con que se elabora tiene su propio espíritu curandero. También es medicinal el ritual en sí mismo. A aquel que sopla el rapé se le presupone un intención sanadora y la actitud de no interferir en el trabajo directo de las plantas. De este modo, el soplador es simple mensajero, actúa como canal de energía del espíritu de las plantas, con su intención sanadora para con la otra persona. Él con sus soplos puede dirigir la ceremonia para obtener los mejores resultados terapéuticos.

Sin ir más lejos, algunos chamanes amazónicos usan rapé para “abrir el camino y la mente” en las ceremonias de ayahuasca, justo antes de que el bebedizo se ingiera, porque “el rapé intensifica la fuerza de Dios Padre y su Espíritu te pone más en contacto con la selva”vii. En la ceremonia, las dosis suelen ser más elevadas, pues el propósito es ahondar en procesos de comprensión de uno mismo: mantienen la creencia de que el rapé induce un estado meditativo, de quietud mental y silencio interior.

También lo usan para asistir a reuniones donde han de tomar alguna decisión o como remedio para tratar enfermedades como la neumonía. Asimismo explotan sus usos para descongestionar las vías respiratorias o eliminar dolores de cabeza fuertes como las migrañas.

Hay que advertir que el rapé no debe combinarse con otras drogas o medicamentos (muy especialmente los inhibidores MAO), ni consumirse durante el embarazo, la conducción o el manejo de maquinaria pesada. Aunque es difícil concretar los efectos del rapé si desconocemos su composición, el consumo de tabaco esnifado tiene, según concluyen los estudios científicos, tantos riesgos y perjuicios para la salud como el tabaco fumado.

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iPara más información: https://bit.ly/3q65hGb

iiPara más información: https://bit.ly/3raq9h4

iiiPara más información: https://bit.ly/3q5RpMd

ivRafael, L. (2011). Identidad y descolonización cultural. Antología del ensayo cubano moderno. Editorial Complutense: Madrid.

vEl Tabaco y la Litografía. (2017). Jaberni-coleccionismo-vitolas.com. Recuperado de http://www.jaberni-coleccionismo-vitolas.com/1A.1-El_Tabaco_y_El_Fumar_en_la_Historia.htm

viMcKenna, T. (1993). Food of the Gods. The search for the original tree of knowledge. A Radical History of Plants, Drugs, and Human Evolution. Bantam Books: Nueva York.

viiPara más información: https://bit.ly/3kBH9tY



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